La ansiedad en adolescentes es un problema en aumento que afecta su bienestar mental, emocional, académico y social. De hecho, los adolescentes de hoy tienen los mismos niveles de ansiedad que los pacientes psiquiátricos de los años 50. Por eso, entender sus causas y aplicar estrategias efectivas puede marcar la diferencia en su calidad de vida. En este artículo, exploraremos cómo abordar la ansiedad juvenil desde un enfoque basado en la salutogénesis. Descubre cómo ayudar a los adolescentes a gestionar sus emociones de manera saludable.
- ¿Qué es la ansiedad?
- ¿Por qué es importante hablar de la ansiedad en adolescentes?
- ¿A qué viene la ansiedad a nuestra vida?
- ¿Existen diferentes tipos de ansiedad?
- Factores que contribuyen a la ansiedad en adolescentes
- Salutogénesis: un enfoque innovador para la ansiedad juvenil
- El papel de la familia, la escuela y la comunidad en la promoción de la salud mental
- Conclusión: Ansiedad en adolescentes, un desafío que podemos transformar juntos
¿Qué es la ansiedad?
La ansiedad, una de las tres sintomatologías mentales más extendidas en la sociedad actual, se puede definir de muchas maneras según el campo desde el que partamos (se denomina trastorno en el ámbito médico especializado). Podemos decir que la ansiedad es una respuesta natural del organismo ante situaciones que percibimos como amenazantes o desafiantes. Y que se convierte en un problema o trastorno cuando esa percepción de amenaza se prolonga en el tiempo, como te explicamos más adelante.
A nivel fisiológico, activa el sistema nervioso simpático, preparando al cuerpo para reaccionar con mayor rapidez y eficiencia. En su justa medida, la ansiedad cumple una función protectora y adaptativa en su respuesta, y nos ayuda a:
- a anticipar riesgos,
- a mejorar nuestro rendimiento en momentos clave
- a estar alerta ante posibles peligros
- a crecer y desarrollarnos mientras nos mantiene vivos.
Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva, persistente o desproporcionada en relación con la situación que la desencadena, deja de ser una aliada y se convierte en un obstáculo que puede afectar el bienestar y la calidad de vida. En el caso de los adolescentes, esta respuesta puede intensificarse debido a los profundos cambios físicos, emocionales, mentales y sociales que experimentan en esta etapa de desarrollo.
¿Por qué es importante hablar de la ansiedad en adolescentes?
La adolescencia es una etapa de transformación, exploración y construcción de identidad. Es también un periodo en el que el cerebro aún está en desarrollo, especialmente en áreas relacionadas con la regulación emocional, el pensamiento crítico y la toma de decisiones. Por ello, los adolescentes pueden experimentar la ansiedad con mayor intensidad y dificultad para gestionarla.
Factores como la presión académica, las expectativas sociales, la sobre exposición a las redes sociales, el miedo al rechazo y la incertidumbre sobre el futuro pueden desencadenar estados de ansiedad recurrentes. Si no se abordan adecuadamente, éstos pueden derivar en problemas más graves como trastornos de ansiedad, depresión o aislamiento social.
Hablar de la ansiedad en adolescentes es fundamental para:
- Normalizar la experiencia y ayudarles a comprender que no están solos en lo que sienten.
- Dotarles de herramientas para gestionar sus emociones de manera saludable.
- Prevenir complicaciones y promover una salud mental equilibrada.
- Fomentar el apoyo familiar y social, clave para su bienestar emocional.
¿A qué viene la ansiedad a nuestra vida?
Fijémonos en la definición que hemos utilizado en el primer apartado: hay expresiones que manifiestan la clave de qué viene a enseñarnos la ansiedad. “Anticipar riesgos”, “posibles peligros”, “percibimos como amenazantes”… Anticipar, posibles, percibimos… marcan la dirección.
Así, desde una perspectiva más profunda, la ansiedad no solo es un síntoma, sino también un mensaje. Un mensaje que nos avisa de que nos estamos saliendo del presente para proyectarnos en un futuro en el que, más allá de su incertidumbre, no nos vemos capaces de hacer frente con quienes creemos que somos hoy. Por eso, a menudo, aparece cuando estamos enfrentando situaciones que desafían nuestros marcos de referencia, nuestros valores y talentos, nuestra identidad o nuestras creencias.
En resumen, la ansiedad nos muestra que nuestra atención se ha visto aplazada del momento presente para irse a un futuro imaginario (anticipamos posibles riesgos). Y, no contenta con eso, nuestra mente coge nuestra peor versión (también imaginaria) la coloca en ese futuro (inexistente aún, y, por eso, incierto por definición) y valora que no será capaz de salir airoso de él.
Claro, saltan todas las alarmas.
Una trampa mental perfecta que nos atrapa en un bucle auto destructivo.
En el caso de los adolescentes, la ansiedad puede ser una señal de que están tratando de adaptarse a un mundo que a veces les resulta incierto o abrumador. Y algo de razón llevan, pues el mundo y la vida desde el plano mental, son inciertos y cambiantes, también por definición. Pero, ¿les estamos dando las herramientas adecuadas para hacer frente a esta trampa y acompañarles a hacerse conscientes de ello?
Más que eliminar la ansiedad, el objetivo debe ser entender este juego mental a la perfección para, así, no huir de ella con cualquier truco-trampa diferente, poder sostenerla y rebajar sus efectos nocivos. Cuando comprendemos sus causas y función, podemos trascender y transformar la angustia en autoconocimiento y desarrollo personal.
¿Existen diferentes tipos de ansiedad?
Parecido a lo que explicamos en su momento sobre el estrés en adolescentes, la ansiedad, en su estado natural, también es una emoción útil. Nos ayuda a estar alerta antes de un examen, a prepararnos para una presentación en público o a reaccionar rápidamente ante una situación inesperada. Esta ansiedad adaptativa es pasajera, proporcional a la situación y desaparece una vez superado el desafío.
Sin embargo, como hemos mencionado antes, hay una ansiedad problemática que muestra unos síntomas más intensos y persistentes que empiezan a interferir con nuestra vida cotidiana. En estos casos, la persona experimenta preocupación extrema sin causa aparente, evita situaciones por miedo o presenta síntomas físicos como taquicardia, sudoración o dificultad para respirar.
Tipos de ansiedad en adolescentes más comunes
A todos nos afecta vivir un capítulo de ansiedad desbordada, los adolescentes lejos de ser una excepción, son el colectivo más vulnerable a ella. Así, puede afectar su rendimiento académico, sus relaciones sociales y su bienestar emocional. Podemos aventurarnos a clasificar distintos tipos de ansiedad en adolescentes, cada uno con sus propias manifestaciones:
- Trastorno de ansiedad generalizada (TAG): Se caracteriza por una preocupación excesiva y constante sobre múltiples aspectos de la vida, como el rendimiento escolar, el futuro o la opinión de los demás. Los síntomas incluyen inquietud, dificultad para concentrarse, fatiga y tensión muscular.
- Ansiedad social: Es el miedo intenso a ser juzgado o rechazado en situaciones sociales. Los adolescentes con ansiedad social pueden evitar interacciones con desconocidos e incluso con conocidos, presentaciones en clase o actividades grupales, lo que limita su desarrollo personal y académico.
- Ataques de pánico: Episodios repentinos de miedo intenso acompañados de síntomas físicos como taquicardia, sensación de asfixia, mareo o sudoración. Suelen aparecer sin causa aparente y generan un fuerte temor a que vuelvan a repetirse.
- Fobias específicas: Miedos irracionales y extremos ante objetos o situaciones concretas, como la oscuridad, las alturas o ciertos animales. Aunque algunas fobias son comunes en la infancia, si persisten y afectan la vida diaria, pueden requerir intervención.
Aunque hagamos esta clasificación, el punto de partida siempre es el mismo: miedo al futuro, miedo a dejar un entorno conocido para entrar en una etapa incierta, falta de autoconfianza y autoestima y a sentirme capaz y confiado de resolverlo.
Por ejemplo, como tengo miedo al futuro y no me siento capaz de resolverlo, quiero aplicarme más en los estudios, busco validación externa o lo que sea que me demuestre que “si lo tengo controlado, puedo resolver y moverme cómodamente en ese futuro”. Obviamente, esta estrategia no hace sino tensar la cuerda del presente cargando cada acción con una importancia desmesurada: presión por no fallar hoy por miedo a fallar mañana.
¿Cuándo la ansiedad en adolescentes deja de ser normal y se convierte en un problema?
La clave para diferenciar la ansiedad normal de la patológica está en su intensidad, duración e impacto en la vida diaria. La ansiedad se convierte en un problema cuando:
- Es desproporcionada en relación con la situación que la provoca.
- Dura semanas o meses sin disminuir, incluso cuando el factor desencadenante desaparece.
- Interfiere en la escuela, la vida social o familiar del adolescente.
- Provoca síntomas físicos y emocionales que afectan su bienestar.
- Lleva a evitar situaciones importantes por miedo o inseguridad.
Si un adolescente muestra estos signos, es crucial ofrecerle apoyo y buscar herramientas para gestionar su ansiedad antes de que derive en problemas más serios.
Factores que contribuyen a la ansiedad en adolescentes
Es importante poner encima de la mesa que la ansiedad en los adolescentes no surge de la nada. Estas experiencias ansiógenas son el resultado de una combinación de factores. Además, el cerebro adolescente aún está en desarrollo, especialmente la corteza prefrontal, que es responsable del control de impulsos y la regulación emocional. Esta inmadurez neurológica puede hacer que las emociones, incluida la ansiedad, se experimenten con mayor intensidad pueden aumentar la vulnerabilidad de un joven a desarrollar ansiedad.
Conocer estas causas nos permite comprender mejor el problema y buscar soluciones efectivas.
1. Factores biológicos y genéticos
La predisposición a la ansiedad puede tener una base genética. Estudios han demostrado que si un padre o madre ha experimentado trastornos de ansiedad, el riesgo de que su hijo también los desarrolle es mayor. Esto no significa que la ansiedad se herede directamente, pero sí que ciertos rasgos biológicos, como una mayor sensibilidad al estrés o un sistema nervioso hiperreactivo, pueden hacer que algunos adolescentes sean más propensos a reaccionar con ansiedad ante determinadas situaciones.
2. Factores psicológicos y de personalidad
Cada adolescente tiene una personalidad única, pero ciertos rasgos pueden hacer que sean más vulnerables a la ansiedad, entre ellos:
- Perfeccionismo: La auto exigencia extrema y el miedo a cometer errores pueden generar una presión constante y una sensación de nunca ser lo suficientemente bueno.
- Baja autoestima: La inseguridad sobre la propia imagen, habilidades o valor personal puede hacer que el adolescente se sienta inadecuado o temeroso del juicio de los demás.
- Dificultades en la gestión emocional: Algunos jóvenes tienen más dificultades para identificar, expresar, sostener y regular sus emociones, lo que puede llevar a una acumulación de tensión y ansiedad.
3. Factores ambientales y sociales
También el entorno en el que crece un adolescente juega un papel clave en su bienestar emocional. Algunos de los factores externos que más contribuyen a la ansiedad en esta etapa son:
- Presión académica: Las altas expectativas de padres y profesores, la carga de tareas y la competencia por obtener buenos resultados pueden generar un estrés constante.
- Redes sociales y comparación constante: La híper conectividad digital expone a los adolescentes a estándares de éxito, belleza y felicidad poco realistas, lo que puede generar ansiedad, sensación de insuficiencia y miedo a no encajar.
- Bullying y exclusión social: El rechazo, las burlas o el acoso escolar pueden dañar gravemente la autoestima de un joven y hacer que viva en un estado de constante angustia y miedo.
- Inestabilidad familiar: Conflictos en casa, divorcio de los padres o falta de apoyo emocional pueden aumentar la sensación de inseguridad y estrés en los adolescentes.
¿Un enfoque integral para abordar la ansiedad?
Como vemos, la ansiedad en los adolescentes es multifactorial lo que nos invitaría a realizar un abordaje holístico. Es decir que no bastaría con tratar los síntomas sino que sería fundamental trabajar en los factores subyacentes que la provocan. La educación emocional, el fortalecimiento de la autoestima y un entorno de apoyo pueden marcar la diferencia en la vida de un adolescente que lucha contra la ansiedad.
Y esto es cierto.
En parte.
Podemos ver que es una solución que, por más holística que sea, no deja de poner un parche. Sí, un parche porque no trata la raíz del problema: el desplazamiento temporal de la atención y la identificación con la idea que tengo de mí mismo. Vamos, que no es una solución preventiva ni salutogénica, porque por más que nos aumente la salud no estamos yendo al origen de la misma.
Salutogénesis: un enfoque innovador para la ansiedad juvenil
Como decíamos, el enfoque convencional de la ansiedad en adolescentes suele centrarse en gestionar los síntomas y reducir el malestar. Aunque este abordaje puede ser útil, no ataca la raíz del problema ni promueve un desarrollo saludable a largo plazo.
Aquí es donde entra en juego la salutogénesis, un concepto desarrollado por Aaron Antonovsky que nos invita a dejar de centrarnos en la enfermedad para enfocarnos en los recursos que generan salud. Desde esta perspectiva, la ansiedad no es simplemente algo que debe combatirse o eliminarse, sino una oportunidad para fortalecer la capacidad del adolescente de afrontar la vida con mayor resiliencia, sentido y equilibrio.
¿Cómo el enfoque de la salutogénesis cambia la perspectiva sobre la ansiedad en adolescentes?
En lugar de ver la ansiedad como un enemigo que hay que erradicar, la salutogénesis la entiende como una señal, una respuesta natural del organismo que nos indica que hay algo que atender. No se trata de «tapar» la ansiedad, sino de responder a ella inteligentemente y adaptativamente. Podemos preguntarnos:
- 🔍 ¿Qué me está queriendo decir este estado emocional?
- 🔍 ¿Cómo puedo usar esta experiencia para fortalecerme?
- 🔍 ¿Qué herramientas tengo o puedo desarrollar para navegar esta sensación en lugar de evitarla?
- 🔍 ¿Puedo trascender lo que me está sucediendo y verle el sentido?
Este cambio de mirada permite que la ansiedad se transforme en una oportunidad de aprendizaje y crecimiento, en lugar de una amenaza.
Recursos de afrontamiento: resiliencia, sentido de coherencia y auto eficacia
Desde la salutogénesis, los adolescentes pueden desarrollar herramientas internas, activos de salud que les ayuden no solo a manejar la ansiedad, sino a construir una base sólida de salud mental y bienestar a lo largo de sus vidas. Entre estos recursos destacan:
- Resiliencia: La capacidad de adaptarse a la adversidad y salir fortalecido de ella. Un adolescente resiliente no teme la ansiedad, sino que la usa como una oportunidad para conocerse mejor y desarrollar estrategias de afrontamiento.
- Sentido de coherencia: Antonovsky planteó que las personas con mayor bienestar son aquellas que perciben el mundo como algo comprensible, manejable y significativo. Fomentar en los adolescentes un sentido de coherencia multidimensional les ayuda a ver la ansiedad no como algo caótico, sino como parte de su experiencia humana.
- Autoeficacia o Autoconfianza: La creencia en la propia capacidad para afrontar desafíos. Un adolescente que confía en sus habilidades para manejar el estrés y las dificultades tendrá menos probabilidades de desarrollar ansiedad crónica.
Porque el adolescente puede soñar una vida y crear el futuro que le haría feliz, siempre. Incluso si los planes cambian, incluso si no ve un futuro claro. No importa nada más que la confianza de creer en uno mismo.
Como se percibe: la propuesta de la salutogénesis frente a la ansiedad es de aprovechamiento para investigar tanto mi mundo interno como mi mundo externo. Desde esta mirada, la ansiedad deja de ser algo que simplemente hay que «curar»o«evitar» y se convierte en un recordatorio de que el adolescente está en un proceso de desarrollo.
En lugar de buscar eliminar la ansiedad a toda costa, el enfoque salutogénico nos invita a cultivar los recursos que permiten afrontarla de manera saludable, construyendo así un mapa de bienestar genuino y sostenible.
El papel de la familia, la escuela y la comunidad en la promoción de la salud mental
La ansiedad en adolescentes no es un problema individual que deba resolverse únicamente desde la terapia o la intervención clínica. De hecho, para nosotros, éste es un recurso que debe usarse únicamente en casos extremos en el que la sintomatología puede comprometer el desarrollo pleno y el trastorno está completamente arraigada.
Recordemos que la salud mental es un fenómeno relacional, desde la relación que el chaval mantiene consigo mismo en darse cuenta de su malestar o bienestar, hasta la relación que mantiene con el contexto y entorno en el que un joven crece, por lo que la capacidad del adolescente para afrontar su ansiedad está influenciado por la familia, la escuela y la comunidad; que juegan un papel clave en la promoción del bienestar emocional.
Hoy, tratamos la influencia positivamente saludable que puede jugar la comunidad que promueve el sentido de pertenencia más allá de las redes sociales. La familia y las escuelas las abordaremos en otra entrada.
Desde la Comunidad, ¿podemos nutrir la salud mental en los adolescentes?
El sentido de pertenencia es un factor clave en la salud mental. La adolescencia es una etapa en la que la amistad florece, y las amistades y el reconocimiento social cobran gran importancia, por lo que es fundamental que los adolescentes encuentren redes de apoyo positivas.
Por eso, en nuestro trabajo de investigación y desarrollo del juego educativo SkillzU profundizamos en estos importantes elementos, en valores como la cooperación y solidaridad, la amistad. Y aprendemos qué significa crear relaciones de desarrollo, cómo y dónde nos inspiramos para llevar adelante nuestro pleno desarrollo de ser humano. Así, te compartimos algunas estrategias para fortalecer la comunidad:
- Fomentar espacios de encuentro donde los adolescentes puedan compartir experiencias sin sentirse juzgados
- Promover actividades extracurriculares que refuercen el descubrimiento de su verdadera identidad, invitándoles a ir más allá de estereotipos psicológicos-emocional
- Impulsar el acceso a grupos de mentoría o acompañamiento al autoconocimiento
- Educar sobre crear comunidades de autenticidad, con el uso saludable de las redes sociales, evitando la comparación y promoviendo relaciones reales y de cooperación.
Cuando un adolescente se siente respaldado por una comunidad que vive los valores de la solidaridad en un mundo aparentemente hostil, la ansiedad disminuye y su capacidad de afrontamiento se fortalece a la vez que crece su motivación y orientación a contribuir a la vida.
Conclusión: Ansiedad en adolescentes, un desafío que podemos transformar juntos
La ansiedad en adolescentes no es simplemente un problema a erradicar, sino una oportunidad para fortalecer su resiliencia, autoconocimiento y habilidades para la vida. En lugar de enfocarnos solo en eliminarla, debemos proporcionarles herramientas para comprenderla, gestionarla y crecer a partir de ella.
Este desafío no es individual. Como familias, educadores y sociedad, tenemos la responsabilidad de crear un entorno que fomente la salud mental, el sentido de pertenencia y la seguridad emocional. La clave está en equilibrar el apoyo con la autonomía, promoviendo espacios de aprendizaje y desarrollo que les permitan afrontar la vida con confianza.
💡 Si te preocupa el bienestar emocional de un adolescente en tu vida y no sabes por dónde empezar, hablemos. Agenda una reunión conmigo y juntos encontraremos estrategias efectivas para apoyarlo.
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