Salutogénesis y el principio de su entrenamiento: crear salud
La más sencilla definición de Salutogénesis es la que la presenta como “una aproximación de activos”. ¿Qué significa esto exactamente? En la Escuela entendemos activo para la salud como todo aquel recurso y habilidad, que da forma a la vida y los entornos de las personas. Un aumento en los activos tiene un impacto positivo en la calidad de vida del individuo, la comunidad y la sociedad.
La Salutogénesis en su origen sostiene que el ser humano tiende por naturaleza al desequilibrio, la enfermedad y el sufrimiento perdiendo con el tiempo la capacidad de reordenarse de nuevo. Por esa razón, la salud tiene que ser constantemente recreada ya que el caos y el estrés forman parte de las condiciones naturales de la vida.
La frase de Antonovsky “debemos mirar aquello que crea salud más que a las limitaciones y las causas de la enfermedad” nos indica claramente la dirección. Porque mirar lo que crea salud nos remonta. Nos habla de oportunidades y de vida. En lugar de amenazas, miedo y riesgos.
Es a través de los activos para la salud que se adquieren el conjunto de habilidades que dan forma a la vida diaria y a los entornos. Los activos para la salud son las experiencias y las cualidades que nos desarrollan mental y humanamente.
Para recrear la salud, la Salutogénesis propone seguir la única formula que funciona: aprender activos para la salud activando el proceso de conocernos incorporando la mirada que aúna salud y propósito. En definitiva, nos propone vivir el pleno desarrollo humano, sin dejar fuera ninguna dimensión. Y este es otro gran beneficio que nos aporta la Salutogénesis.
De los Activos para la salud al desarrollo de Competencias para la Vida
En la Escuela, vida y salud son uno indivisible. Salud no significa “no estar enfermo”. Esta mirada del modelo biomédico es muy limitada y ya hace un tiempo que la ciencia está adoptando otras perspectivas y modelos para crear salud.
En la Escuela entrenamos las Competencias para la Vida que crean Salud en general y salud mental específicamente. Y, al igual que la O.M.S, también creemos que no puede haber verdadera salud sin salud mental.
Desde la definición de “salud mental es un estado de bienestar en el que la persona se da cuenta de sus aptitudes, es capaz de superar las tensiones de la vida diaria, de trabajar productiva y fructíferamente y de incluso, hacer aportaciones a la comunidad” (O.M.S.), comprobamos que, entrenarnos desde la Salutogénesis, estamos recreando salud y jugamos a favor de la vida.
Y comprobamos que el entrenamiento da sus frutos cuando nos sentimos sanos. Porque “estar sano” es sentirse vivo, potente, capaz, audaz, valiente, acogedor, curioso, amable, libre y confiado realizando el propósito de uno.
La O.M.S, nos dio a conocer el “mínimo común múltiplo” que garantiza una optima salud mental. Se apoyó especialmente en las aptitudes y nombró las 10 habilidades para la vida (OMS, 2003). Adquirir, desarrollar aptitudes y habilidades es adquirir activos para la salud. Y practicando con ellas las transformamos en Competencias. Te recomiendo este capítulo del podcast donde profundizamos en todo esto y, también, para empezar a reconocerlas también en tí.
Su aprendizaje no se basa tanto en transmitir conocimientos como en practicar y practicarnos, es parte del plan de descubrimiento. Y en este aprendizaje, no hay “uno que sabe y otro que no sabe”. Todos aprendemos y descubrimos cada vez que nos ponemos delante de la herramienta de transformación.
Nos parece que la complejidad de los retos que enfrentamos en este s. XXI nos necesita en mejor forma que nunca, abiertos y dispuestos a cambiar y transformar los antiguos modelos y comportamientos.
La realidad nos sitúa frente a abundantes factores estresores que nos hacen perder el equilibrio y la paz mental. Cada uno de ellos es una oportunidad de revisar los condicionamientos que impiden entrar aire fresco.
Miremos como superarlos…
Factores estresores y factores protectores: Complejidad, Caos y Orden
La Salutogénesis nace del reconocimiento que en todos nosotros existe el potencial para alcanzar integridad y salud, al igual que el potencial para generar enfermedad y falta de equilibrio y armonía.
Podemos superarnos cuando comprendemos que el terreno de la enfermedad se da en un ser humano particular en un momento particular de su vida, y que ninguna enfermedad tiene una causa única.
Podemos aprender a mirar con perspectiva renovada, y veremos que somos un modelo de sistemas. Y esto implica asumir que son muchos los procesos y factores que trabajan juntos tanto para la formación de enfermedades como en la creación de salud.
Nos acercamos a crear salud y encontrar sentido cuando comprendemos que:
- la salud no es un estado absoluto sino un continuo entre un punto que llamamos de máximo malestar y otro de máximo bienestar, y que,
- la calidad de vida es un estado subjetivo de cada uno de nosotros, podemos siempre darnos cuenta de lo que no va bien y recrear nuestra salud y nuestra vida.
De hecho, en situaciones de estrés, lo inteligente es tomar conciencia de cómo la negatividad, ansiedad y malestar está instalándose en nuestra vida diaria y, conscientemente, decidir que nos queremos “curar”. Y curar es completarse. La palabra “curar” encierra en su origen antiguo el significado de “entero, completo”.
Los factores estresores no son necesariamente generadores de enfermedad. Si aprendemos a no escaparnos y afrontamos el malestar, la inquietud, irritabilidad, la ansiedad en definitiva… dejaremos de estar en el límite entre salud y enfermedad.
Y estar en el lado de la salud requiere apostar por uno, con compromiso y respeto para dejarse inspirar y curar. El entrenamiento de las competencias para la vida y la salud requiere de la voluntad de parar y mirar aquello que no funciona: ¿qué está desequilibrado? ¿qué he ignorado?
Porque no hacerse preguntas es en sí mismo una fuente de estrés.
Es el momento de preguntarnos: ¿qué dimensión no estoy atendiendo? ¿qué necesito hacer para preservar la salud mental? Es entonces cuando se impone y recomienda un STOP rotundo. Y decidido, reconocerás los factores protectores y activos que tienes a tu alcance.
Y con la practica comprobamos que se pacifica la mente “automática” y va convirtiéndose en la mente que escucha.