En su introducción a Working Studs Terkel expone el sentido y propósito como una contraparte igual a la compensación económica para motivar al trabajador estadounidense. «[El trabajo] consiste en una búsqueda (…) de significado diario y de pan diario, de reconocimiento y salario, de asombro en lugar de letargo«, escribió. Entre esos pocos felices que conoció y que realmente disfrutaron de su trabajo, Terkel notó un atributo común: tenían «un propósito para su trabajo más allá de la recompensa del salario a fin de mes«.
Así empieza “9 de cada 10 personas están dispuestas a ganar menos dinero para hacer un trabajo más significativo”, un nuevo artículo publicado en Harvard Business Review. Y es que en Estados Unidos hace tiempo que existe la corriente por parte de los trabajadores de esperar algo más profundo por sus tareas que un pago a final de mes. Incluso en el artículo se plantea que el significado o propósito es la nueva moneda.
¿Por qué entonces las organizaciones no están haciendo acciones en esta dirección? Las respuestas nos las encontramos a diario en las primeras visitas comerciales: “¿Cuál es el retorno de inversión de este tipo de acciones? ¿Qué pasa si la persona descubre que su propósito no es estar con nosotros? ¿Cómo puede la organización fomentar el significado? ¿No es responsabilidad del empleado, de cada persona, encontrar su propósito y su felicidad?”
El valor del propósito para el empleado
En dicho artículo exponen los resultados de un estudio sobre la experiencia del significado y propósito en el lugar de trabajo donde participaron 2.285 profesionales estadounidenses, de 26 industrias y distribuidos en niveles de ingresos, tamaño de empresa y demografía. En promedio, este grupo expone que estaría dispuesto a renunciar al 23% del total de sus ganancias futuras de por vida para tener un trabajo que siempre fuera significativo. Y casi el 80% de los encuestados preferiría tener un jefe a quien le importara encontrar significado y éxito en el trabajo en lugar de recibir un aumento salarial del 20%. Teniendo en cuenta que la media de gasto en hipotecas en EEUU es del 21% de los ingresos, se puede decir que las personas están dispuestas a gastar más en un trabajo con propósito que en poner un tejado sobre sus cabezas.
El valor del propósito para la organización
Un trabajo que destile significado genera más engagement en los empleados, hasta el punto que dedican más tiempo y de mayor calidad en su puesto de trabajo. Paralelamente, y seguramente más importante y trascendental para la organización, un empleado que conecte con una experiencia laboral significativa aumenta su calidad de vida y su satisfacción. Esto se sabe que correlaciona con una mayor productividad y, a su vez, con un entorno laboral más saludable. Este cambio de mirada y enfoque del puesto de trabajo se estima que generaría $9.078 (casi 8.000€) adicionales por trabajador al año.
Esto sin entrar en los beneficios que supone un trabajo con propósito para la fidelización del talento y en su valoración económica en forma de ahorro en costes que expone el artículo.
El valor del propósito para la sociedad
¿Y puede un trabajo significativo y con propósito impactar positivamente más allá del puesto de trabajo? Una vez más la respuesta es rotunda: sí. Nos lo expone Simon Sinek en este vídeo de 4 minutos de una de sus charlas. Simon nos muestra las consecuencias y el impacto negativo que tiene el efecto “no sentir plenitud ni sentido por el trabajo que hago en la organización” y cómo esto acaba afectando a nuestra salud y nuestros entornos familiares.
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