Esto no puede seguir así, ¿estás de acuerdo?
Un reciente estudio sobre el impacto de la pandemia y el confinamiento en nuestra salud mental, impulsado desde la Agencia Catalana de Salud Pública aporta datos destacando los siguientes aspectos, en comparación con las mismas fechas del año anterior:
x3
El consumo de ansiolíticos, antidepresivos y somníferos se multiplica por 3
+130%
Las llamadas al SEM (emergencias) por motivos psicológicos crecen un +130%
+15%
Aumentan los diagnósticos de depresión grave: pasan del 7,2 al 22,8%
Hay más datos interesantes, que puedes consultar en el enlace. El estudio finaliza en septiembre, así que no disponemos aun de datos sobre el impacto de la segunda ni tercera ola de la crisis sanitaria. Crisis sanitaria a la que se sumará la económica y social, seamos conscientes…
Seamos también conscientes del cansancio, de la presión adicional que llevamos todos. Del “plus” que supone para cada uno la situación presente, la situación de crisis sanitaria-económica y social. Por mi parte, veo muy claro también, cómo esta crisis nos abre a una oportunidad única de explorar el límite de nuestras capacidades.
Sin embargo, traspasar esos límites supone un trabajo, un esfuerzo. En el entorno de las empresas que he trabajado, de cultura anglosajona, se utiliza mucho un término para referirse a este tipo de tensión, la tensión de estirarse un poco más. La tensión que supone vencer las propias resistencias.
La palabra que define este cambio, esta nueva adaptación, este nuevo estado, es “stretch”, un término que también se utiliza en biomecánica y biofísica. Si tuviera que poner una palabra más interna que externa, más “álmica” a este concepto, me quedo y elijo el término “excelencia”.
(Nota: aprendí el significado real de esta palabra de uno de mis jefes americanos. En el momento de la fijación de objetivos, cada año, siempre nos pedía un punto más, un “strecth goal”) No escuché nunca algo como “excellence goal”. Sin embargo, sin la fuerza interna, sin la motivación y ganas de superación, no hay “stretching”, cierto?.
¿Dónde está el límite entre salud-enfermedad mental?
¿Hasta donde podemos estirar? Por experiencia sabemos y podemos constatar que, llega el día, cuando te decides a apostar por abrir la puerta a vivir la experiencia plenamente, parece que todas las resistencias ceden cuando dejamos de escuchar y reaccionar a ese cerebro de supervivencia.
De todos es conocido también la potencia de uno, cuando pone toda su fuerza interna y mental al servicio de algo que se anhela profundamente. Por tanto, podríamos pensar que no hay límites si tenemos una potente motivación, como puede ser la idea-sueño que tengamos sobre el futuro que queremos crear. Y que esto es algo que nos puede suceder en la edad adulta y también y probablemente en mayor medida, se manifiesta en nosotros esta fuerza ideal en la adolescencia y juventud.
Aunque confío en su capacidad de resiliencia y de “stretching”, me preocupa el impacto que esta situación puede tener en la salud mental de los niños, adolescentes y jóvenes. El mismo estudio comentado arriba señala que los adolescentes hoy hablan entre ellos sobre la angustia vital que sienten en un 30% de sus conversaciones, cuando antes este tema no llegaba al 11% y se relacionaba sobre todo con la presión escolar y familiar que sentían. Hoy, nos ocupa y preocupa aun más crear un futuro convincente, con sentido para todos, especialmente jóvenes.
Podemos hacer mucho para cambiar estas tendencias
El estudio pone en evidencia también la escasa dotación de profesionales sanitarios (psicólogos y psiquiatras) en la sanidad pública. Aunque no aporta el dato de especialistas en la práctica privada…
En cualquier caso, de lo que sí estoy convencida es que podemos hacer mucho cada uno de nosotros para no llegar a enfermar. Empezando por aplicar la competencia del Autoconocimiento para ir aligerando la carga de angustia y temores que sin duda, aumentan en momentos como los actuales, de alta incertidumbre.
¿Por qué necesitamos cambiar ahora?
Son varias las razones, pero me centraré en dos, las que considero más importantes.
La primera es por la necesidad que tenemos de preservar nuestra salud mental. La resistencia para cambiar, la falta de aceptación a lo que sucede en el mundo externo, pone en evidencia lo poco que nos conocemos y lo rápido que se desequilibra nuestro mundo interno, afectando muy especialmente nuestra salud mental. Y con ella, todo el organismo refleja esta condición de malestar y confusión mental.
No podemos dejar para siempre el curso de nuestra vida en manos de los fármacos. Nuestro organismo también se habitúa, y además, alargar y casi cronificar estos tratamientos podría desencadenar reacciones contrarias al efecto que buscamos. Las terapias, farmacológicas y de otros tipos tienen su opción, su lugar y también sus limitaciones.
Los únicos que no tenemos limitaciones ni límites, somos nosotros. Aunque nos cuesta verlo. Y así llego a la segunda, pero no menor, razón por la que necesitamos cambiar. Y es porque podemos cambiar. Hemos nacido con todas las capacidades para progresar, para crecer y desarrollarnos. Y esta expansión, esta sensación íntima de progreso es lo que nos hace felices.
Un “sentido de urgencia”
Sí, necesitamos sentir que el momento para saltar y cambiar es ahora. Y me parece que aún no nos damos cuenta de cómo somos de responsables en este importantísimo tema. Estamos muy habituados a mirar hacia fuera, a pedir que nos resuelvan nuestras inquietudes y problemas.
Enfocamos nuestra actividad según lo que sucede en el mundo exterior. Nos lanzamos a buscar soluciones “fáciles”, que sean o prometan ser rápidas, cómodas… Y así, lo que mayormente hacemos es reaccionar a los antojos de la mente caprichosa.
No somos dueños de nuestra atención, que, estando poco entrenada, lo que hace es seguir la frenética actividad del pensamiento con el que se ha identificado totalmente.
¿Pero cómo cambiar? Escucha-te atentamente
Necesitamos escucharnos. Y no sabemos, reconozcámoslo honestamente, no sabemos escucharnos porque estamos plenamente identificados con las historias de la mente. Y escuchar no se hace con la mente. Escuchar es afinar los oídos y el cerebro del corazón. Y los tenemos bastante desentrenados, ¿Cierto?
Nuestro dolor, nuestro sufrimiento tiene que ver con nuestro condicionamiento, con la historia que nos contamos. Y encontrar un “cómo” salir del sufrimiento seguirá siendo una búsqueda baldía. El 95% de nuestro día lo vivimos desde la mente. Y desde ahí el/la que actúa está “pensando” y elaborando las respuestas porque se trata de… colmar la necesidad que tenga el personaje. Ese que pulula para sentirse seguro o segura.
La escucha NO es una habilidad mental.
En la mente, y desde la mente no escuchamos más que nuestros pensamientos, críticas, juicios, expectativas, … La escucha hace posible un intercambio de talentos en un contexto de empatía.
Escuchar es abrir el corazón. Y éste del corazón, es una aventura arriesgada, lo sé. Pero también sé que no hay otro camino a la verdad. La buena noticia es que ese riesgo te lleva, paso a paso, irremediablemente, te lleva a enamorarte de la vida
¿Qué hará posible abrirnos así?
Así que no te preocupes del “¿Cómo?” Deja que el “cómo” te venga. Te vendrá al apostar por ti. Apostando por conocer más de nosotros mismos, despertando nuestra curiosidad a querer saber cómo funciona nuestro cuerpo y nuestra mente. Sólo así podremos salir de la tiranía de la mente y cambiar nuestro estado mental-emocional.
Pero ahora mira bien, ¿cuánto de dispuestos estamos a entrenarnos? Porque el verdadero entrenamiento no conoce un día de descanso. Apostar por entrenarte, es mirarte cada día un poco más. Y no es solamente un tema de entrenamiento físico de lo que hablamos. Tú ya sabes que hay más, mucho más en esto de recrear el equilibrio perdido.
El poder de los 4 pilares que recrean la salud y la vida
La investigación en determinantes clave para la salud y en recursos de afrontamiento nos hace evidente que necesitamos ejercitar y tener bien a punto 4 grupos de elementos esenciales. Para empezar a recrear nuestra salud y con ello cambiar los sabores, colores de nuestra vida y nuestra energía vital hay que ocuparse de tener “activos” y bien entrenados los siguientes tipos de recursos:
- Actividades significativas
- Motivaciones y sentido existenciales
- Contacto con los sentimientos y emociones interiores
- Relaciones y apoyos sociales.
El entrenamiento que realizamos en la Escuela de Competencias para la Vida y la Salud, va de lo global a lo específico y viceversa. Para cada grupo se engloban un conjunto de competencias que se entrenan con método y herramientas transformadoras.
Es importante para nosotros integrar el aprendizaje y comprender todas las interrelaciones que se dan entre cada grupo de recursos. Así garantizamos que vamos progresando y que ese progreso nos llena de satisfacción.
Cada uno de nosotros aprendemos según nuestro nivel de comprensión acerca de nosotros y del mundo que nos rodea.
Por eso bien conjugados, el entrenamiento que ofrecemos nos hace sacar nuestros recursos, nos hace mirarnos desde la excelencia, con “stretching”. Así te cuidamos y apreciamos tu valor en cada uno de nuestros cursos. Una prueba de ello es el resultado que conseguimos con el Curso ¿Sobrevivir o Vivir, hablamos de salud?
Con este curso, y mientras nos adaptamos al cambio aprendemos a salir del cerebro de “sobrevivir” para progresar al nivel de “vivir” y adquirimos destreza en estas competencias:
- Gestión del estrés y la tensión
- Confianza
- Autoconocimiento
- Gestión emocional
- Relaciones y Comunicación
Bibliografía consultada:
- Guía del autoestopista salutogénico. Lindstrom y Eriksson. Ed. Documenta Universitaria 2010
- Frankl Viktor, Psicoterapia en la práctica clínica, Herder 2011
- Hanson, A. Workplace Health Promotion, Ed AuthorHouse 2007
- Cuestionario de Salud mental (Agencia Catalana de Salud Publica): enlace al PDF