- Introducción
- Salir del túnel se puede
- La Pandemia de Covid y la Pandemia de desempleo, el reto de todos hoy
- Los 3 requisitos para preservar la salud y preservar el empleo
- Requisito 1.- Ama y preserva tu salud mental: practica la Salutogénesis
- Requisito 2.- Salta de lo que nos separa a lo que nos une: ¡encuentra tu propósito!
- Requisito 3.- Tiende una mano en la otra dirección: vive y lidera desde la compasión
- Un cambio de mentalidad
Introducción
¿Sabes por qué se puede salir del túnel ahora? Porque no cuesta dinero. Lo único que cuesta es el esfuerzo. Pero esfuerzo no tiene nada en común con forzarse. Si me forzara no estaría siendo yo, y nada más contraproducente ahora que actuar lejos de la autenticidad. Simplemente habla de poner mi voluntad al servicio de lo que se requiere ahora. Es decir, poner la voluntad porque son soluciones exigentes e intensivas.
Salir del túnel se puede
Y ¿sabes cuál es el primer paso? Darme cuenta de que la contribución que hago tiene significado. Significado para mí y para aquello a lo que sirvo. Ver que mi contribución es única y diferencial, ni mejor ni peor. No es cuestión de compararse, solo de ponerse en juego. Y dar al momento lo que precisa: chutar a portería, pasar al compañero, parar y mirar….
Los 3 requisitos para preservar la salud y preservar el empleo que te propongo son soluciones que no se aprenden en ningún lugar conocido. Encontrarlas solo depende de lo que vas a poner en juego de ti. Y solo necesitas comprender lo que hay en el campo y conocerte lo bastante – por eso pueden parecerte soluciones exigentes e intensivas -, como para saber cuál de tus competencias necesita el juego de ti para que continúe: si tu chute, tu pase, tu entrada, tu escucha…
Hemos de ir a un lugar nuevo y desconocido. Un lugar genuinamente humano. Allí donde el propósito y la calidad de vida se dan la mano. Cuando llegas ahí, verás lo que toca activar.
¿Me acompañas a destapar este juego?
La Pandemia de Covid y la Pandemia de desempleo, el reto de todos hoy
Lo que supone el impacto de vivir en un mundo globalizado, por si alguien le quedaba alguna duda, ha quedado muy evidente con la actual pandemia de Covid.
Me parece que hoy somos más conscientes de cómo los flujos migratorios trasladan los problemas globales, influyen en la población mundial, y conllevan un importante cambio en los problemas de salud y en las preocupaciones de la sociedad. Y la salud y el empleo o, mejor dicho, su falta, son de los problemas más acuciantes que enfrentamos ahora.
Muchos de estos problemas de hoy ya estaban latentes, y tienen su origen en factores sociales que provocan desigualdades en el acceso a la salud y el empleo ya sea por razón cultural, de género y nivel socioeconómico.
Sin embargo, comprobamos con esta pandemia Covid que la Salud Pública no entiende de razas ni de clases sociales. Y ambas pandemias están agravando nuestra salud mental y física además de restarnos el sentido de contribuir a una vida útil y significativa.
Los 3 requisitos para preservar la salud y preservar el empleo
Es claro en este momento que se necesita reforzar el aspecto que destaca la Promoción de la Salud hacia el desarrollo de ciudadanos que sientan en sí mismos la fuerza interna de su empoderamiento, autonomía y confianza propia.
Y como individuo y también como CEO, de una gran, mediana o pequeña organización (no importa…), me ocuparía solo de 3 cosas porque me pueden ayudar a recuperar la alegría de vivir y transformarme. Los 3 requisitos para preservar la salud y preservar el empleo.
Los temas para tu agenda inmediata, que redundarán en tu sobrevivir y sobre todo en tu vivir y que se retroalimentan (y esto es muy importante) entre sí, son:
- Ama y preserva tu salud mental: practica la Salutogénesis,
- Salta de lo que nos separa a lo que nos une: encuentra tu propósito,
- Tiende una mano en la otra dirección: vive y lidera desde la compasión
Requisito 1.- Ama y preserva tu salud mental: practica la Salutogénesis
La Salutogénesis fue el primer modelo y teoría que exploraba la salud en términos de desarrollo humano (Antonovsky 1979 y 1987). Tenemos buena evidencia científica sobre la efectividad de la salutogénesis (Lindstrom y Eriksson). Al centrarse en los recursos y procesos determinantes de salud promueve bienestar, mejora la calidad de vida y el rendimiento al encontrar significado.
Las personas y los sistemas que la adoptan desarrollan una población que vive más tiempo y es más propensa a elegir conductas y actitudes positivas. Cuando se encuentran con una enfermedad se manejan mejor y superan mejor el estrés. Además, perciben que tienen mejor salud, buena calidad de vida y salud mental.
¿Por qué? Porque la salutogénesis promueve un cambio de mentalidad, no te trae técnicas ni pastillas sino un cambio de actitud vital. El problema que tenemos en nuestras organizaciones es que no se está implementando la visión que proporciona la Salutogénesis en la medida en que debería.
Y creo que es así porque aplica una mirada expansiva y exigente. La salutogénesis se pregunta continuamente: ¿qué más puedo hacer? ¿qué otro recurso puedo integrar? ¿qué me pide ser excelente? Y eso requiere de ti una apuesta por renovar tu visión global: la salutogénesis integra y promueve una mirada que va a favor de la vida.
Requisito 2.- Salta de lo que nos separa a lo que nos une: ¡encuentra tu propósito!
En el Informe “las competencias profesionales del futuro” elaborado por el IESE, se destaca la relevante brecha que se da entre las actitudes que las empresas necesitan y las que encuentran en los candidatos que entrevistan.
Lo más llamativo es que el 72% de las empresas consideran que los graduados universitarios no están suficientemente preparados en términos de adaptabilidad y resiliencia, y prácticamente la mitad piensa que los jóvenes no tienen suficiente iniciativa. Otras actitudes con importantes deficiencias son la visión global, el compromiso y la autonomía. Además, el 77% de las empresas que contestan consideran que hay un desajuste entre las competencias que necesitan y las que ofrece el sistema universitario (Informe IESE)
Pero aun con todo esto y dándole a la actitud y disposición al cambio toda la importancia que merecen, creo que hay que ir un poco más al fondo. Y me explico: para desarrollar una competencia, para abrazar una nueva actitud con todo lo que eso implica de atención personal y autodescubrimiento, uno ha de encontrar una ‘causa’ que le facilite encontrar sentido y le movilice a romper moldes y saltar barreras.
Y ¿qué puede movilizar este anhelo de cambio? ¡Encontrar y conectar con el propósito! Y ahora dime, ¿Dónde nace el propósito? En nuestro interior, ¿verdad? Y ¿qué encuentras en tu interior? El ser genuinamente humano y autentico, el ser que sirve a algo que va más allá de su instinto de supervivencia. Encontrar tu propósito te aporta bienestar mental y proximidad a los demás.
Requisito 3.- Tiende una mano en la otra dirección: vive y lidera desde la compasión
Para abordar el tercer y último de los 3 requisitos para preservar la salud y preservar el empleo, necesito trasladarte a una época anterior de mi vida. Una etapa donde durante un tiempo me sentía una líder solitaria, desorientada y triste. Si eres o has sido un líder, ya sea de un grupo pequeño o de una gran organización, puedes reconocer esa sensación de inseguridad escondida debajo de la armadura de “superwoman o superman». Esa que te pones en los momentos que debes enfrentarte a decisiones difíciles, situaciones de fusión, remodelación de equipos, negociación con sindicatos, y tantas otras…
En esos momentos, probablemente han venido a tu mente pensamientos como: “¿pero la gente escucha lo que digo? ¿estarán pensando bien de mí? ¿y si mi amabilidad se malinterpreta como un signo de debilidad o peloteo?” ¡Ala, una y otra vez! Y yo notaba cómo este patrón se exacerbaba en algunos entornos, y momentos de vida y trabajo extenuantes.
Algo así nos puede afectar a tod@s. Incluso las personas más amables pueden encontrarse operando en esto que llamo «modo supervivencia» bajo la presión de ese lema grabado a fuego: “ahora toca competir para sobrevivir”. Seas mucho o poco consciente de estar en ese modo, cuando vemos a los demás como competencia se genera rivalidad y la relación con los colegas y subordinados se vive como una amenaza.
Es en tiempos de mayor tensión, como ahora, cuando el liderazgo que inspira y une desde la compasión se vuelve aún más importante. Liderar con compasión puede parecer una paradoja para muchos ejecutivos. De hecho, para mí lo fue o no me habría puesto el personaje de “superwoman” ese tiempo.
Porque, ¿de qué estamos hablando? Muchos líderes con los que he trabajado y trabajo piensan y asumen que mostrar compasión significa que hay que mostrarse “blando” y aceptar un cierto nivel de bajo rendimiento cuando estamos lidiando con problemas personales. Por ej. un divorcio, la enfermedad grave de un familiar muy cercano… hacen que no puedas desempeñarte al máximo en el trabajo.
Entonces, si lo ves así y eres el líder del equipo quizá te planteas la pregunta: ¿hasta cuándo debes ser considerado y aceptar un bajo rendimiento? Y si eres el que vive la situación puede que la sufras en silencio por temor a que te aparten, y te preguntes hasta cuando podrás mantener el silencio.
Un cambio de mentalidad
En mi opinión, si te surgen estas preguntas, estás llamado a un cambio de mentalidad y de mirada. ¿Por qué? Porque ser considerado no es ser compasivo.
Mi experiencia, aprendizaje y transformación propia, me han mostrado que los líderes SÍ pueden cultivar un comportamiento que celebre la excelencia y la compasión juntas, en lugar de la exigencia y la consideración. Cambiar la mirada lo cambia todo.
El ingrediente clave de la compasión es sentirse unido a los demás por algo más allá de intereses particulares. Es sentir amor por y servir a lo que se hace. En una organización ese movimiento lo facilita el propósito en acción, es decir: propósito en el centro de todas las decisiones que se toman.
Y sentirte conectado contigo y descubrir tu propósito y significado único tiene que ver con aprender y practicar la salutogénesis. Porque te ayuda a conocerte, comprender lo que te sucede, gestionarlo ganando recursos y calidad de vida. Y con todo ello, dejas el modo supervivencia atrás porque aprende a vivir a favor de la vida. Y como todo, es empezar a practicarlo. Créeme, funcionar, funciona.