¿Qué es el ego? ¿Qué busca? ¿Nos conecta o nos separa de los demás? ¿Y con respecto a nosotros mismos? ¿Cómo son nuestras relaciones desde ahí? Éstas son algunas de las preguntas que planteamos en nuestro taller sobre el ego en el puesto de trabajo.
Sí, hay empresas valientes que visualizan hacia dónde se está moviendo el mundo y trabajan para estar ahí: aprovechando las oportunidades de la innovación y acompañando la transformación de capacidades desde lo intrínseco y personal para que nadie sienta que queda fuera del cambio. Con esta entrada queremos exponer una pincelada de nuestro punto de vista.
Hay quien se atreve a expresar el impacto económico que el ego puede producir en el mundo de los negocios. En concreto, según un artículo de Randstad, “el ego es el factor invisible detrás de una parte de las ganancias y las pérdidas de toda empresa. Tal es así que su coste puede calcularse, llegando en muchos casos a representar entre el 6% y el 15% de las ganancias anuales”. ¿Impactante, no? Empecemos.
¿Qué es el ego?
Después de los primeros minutos de puesta en común sobre la definición de ego acaba saliendo un concepto parecido al siguiente: “El ego es una idea de cómo te ves a ti mismo y cómo te proyectas frente a los demás”. Seguramente pocas veces una definición tan breve puede suscitar tantas preguntas: ¿Si es una idea, es algo real? ¿Cómo puede uno verse a sí mismo? ¿Por qué y qué proyecto en los demás? ¿Acaso vivo una película? ¿Por qué hago todo esto? ¿Esto me hace disfrutar o sufrir?
El origen del ego
En una primera instancia, cuando intentamos investigar de dónde viene el ego, lo más habitual es que aparezca un silencio en la sala de transformación. Cual película del oeste aparece una salsola pasando de largo frente a los participantes. Entonces alguien apunta tímidamente: “El ego sirve para protegernos”. Pero, ¿para protegernos de qué? Del miedo a no ser aceptados. De no encajar. Del rechazo. De que hieran nuestra sensibilidad. Y desde esos temores elaboramos unos personajes que se esfuerzan por aparentar, por cambiar lo que hay y que agotan nuestra energía. Que no nos permiten ser auténticos. Porque confundimos la vida con la existencia. ¿Qué son esos personajes? ¿Quién soy si me relaciono conmigo mismo y con los demás desde esos personajes?
¿Por qué es importante el ego?
Muchas personas defenderán que tener ego es necesario. Que nos permite avanzar como sociedad. ¿Es eso realmente así? ¿O más bien es el origen de todo nuestro sufrimiento? Porque, en realidad, si yo tengo la idea de ser una persona autoritaria y me identifico con esta idea, ¿qué sucede si alguien, por lo que sea, amenaza mi autoridad? Seguramente me generará malestar y actuaré en consecuencia. Entonces, si quiero prevenir ese malestar, ¿cómo voy a relacionarme con mis entornos?
¿Ves lo que ha sucedido? Yo creo en la idea de mí que defiendo a ultranza porque me posiciona ante la vida y ante los demás desde un lugar que busca control, seguridad, aprobación, poder, sentirse querido, etc.
¿Podemos vivir la vida y el trabajo desde otro lugar sin egos?
No negaremos que es complicado porque los personajes que creemos ser han ocupado mucho territorio y afectan a nuestra manera de vivirnos. Pero también es cierto que es posible. De hecho, tú sabes que ya has vivido desde ahí. Sí. Cuando éramos niños y aún no teníamos nuestra compañía de teatro de personajes ficticios acompañándonos para encajar. Cuando vivíamos desde la constante curiosidad por todo lo que nos sucedía. Ahí fuimos realmente nosotros mismos. Auténticamente.
Si quieres volver ahí, tan sólo para y haz el viaje a conocerte de verdad. Haz el LifeCourse Journey hacia tu comprensión y la de tus personajes, empezando por descubrir lo que no eres.
Autor: Javi Vidal