Llegados este día, para mí de reflexión, lo primero que siento nos une es que todas querríamos ver a nuestros hijas e hijos felices y desarrollándose a plena capacidad en sus trabajos actuales y futuros. ¿Verdad?
Nos abrimos camino en entornos empresariales complejos y difíciles, moviéndonos entre estructuras y personalidades de «acceso restringido» al corazón y, en ocasiones, hemos apagado valores esencialmente humanos por miedo a mostrarnos vulnerables y diferentes. El camino al comité de dirección o a la dirección general es en muchas ocasiones un camino de renuncia y sacrificio. Y me pregunto: ¿es “este” modelo de trabajo humano? ¿Por qué queremos reivindicar posicionarnos en un modelo tan costoso para la salud, y especialmente para la salud mental? ¿Qué sentido tiene perpetuar un mundo enfermo y el «workismo«?
Afortunadamente algo está cambiando.
Ayer mismo pudimos comprobarlo en la jornada Co-society que organizó Institute of Next -Infonomia sobre «New ways of working«. Se habló de tecnologías y nuevas herramientas, aprendimos de empresas y casos reales que avanzan con imaginación y confianza. La conclusión enriquecedora de la jornada es que la diferencia no la marcan las herramientas, que cada día aparecen más y mejores. Tampoco va de flexibilizar modelos de trabajo. Y aunque todo eso ayuda, ya comprobamos que no suceden cambios esenciales.
Entonces, ¿cuáles son las claves para crear un futuro diferente?¿qué propósito tenemos y nos une? ¿desde dónde hacemos lo que hacemos?
La clave va de maestría en calidad humana. De desarrollar conexiones nutritivas y vínculos de valor que crean entornos altamente motivantes. De generar ambientes en los que aprender apasiona y no termina nunca. Entornos que confían en las personas, desarrollan valor y valores humanos, en los que las personas pueden tener tiempo de conocer y conocerse, entornos en los que crecer. Donde desarrollar salud mental se considera importante para el negocio.