No somos conscientes de hasta qué punto ya determinamos nuestros resultados. Fíjate en las personas que tienen éxito: cuanto más éxito tienen más éxito quieren tener Y lo mismo sucede con el que falla, cuanto más falla, más cree que va a fallar…
Y esto determina también la cantidad de energía que ponemos en juego. Como desconocemos nuestro verdadero e ilimitado potencial, nos limitamos a usar una parte muy limitada de la energía disponible. Nos movemos por la fuerza de la inercia.
Y llega un día por fin… … en que nos hacemos conscientes de que la carrera del cambio se corre en un circuito interno.
Es entonces cuando conectamos con esa intimidad que pide paso a vivir la vida, naturalmente …
Por eso, aunque no lo veamos de entrada, acabamos agradeciendo a los «problemas» el que vengan: nos ayudan a crecer, nos hacen descubrir lo fuertes que somos, refuerzan nuestro sistema inmunitario, aceleran nuestro aprendizaje y nuestra adquisición de recursos, competencias y activos para vivir una vida de calidad y con salud y bienestar mental